viernes, 8 de junio de 2012







UNO DE ESOS DÍAS DE FUGA

Voy a emular al abuelo que luchó por un ideal ante un mar de obstáculos.
Reniego del acomodado que sentado en la silla mira pasar las olas frente a sí.

Seré, quizá, el único honesto que prefiere naufragar por principios en un barco de papel, antes que perder mi dignidad como algunos poniéndome en evidencia, por exigir derechos que no tienen y que desean ver aprobados a toda prisa para beneficio propio.

No me indigno, me estremezco, tal vez por la brisa de un mar de información sobrecargado.
Soy un hombre de mi tiempo, pero quizá ahora sea tiempo de ser un Hombre de verdad.

Atisbos de humanidad sumergidos bajo una marea infinita de borreguismo y comodidad.
Temblores siento en mis manos encalladas de sumergirse tratando de rescatar a algún sensato, antes de que muera ahogado arrastrado por la masa "no pensante".

Reina ahora la paz ante vosotros, pese a que miréis la silla desde la que, hace un rato, mi alma puso rumbo a otro lugar, al saltar, cansado quizá, de esperar un cambio que ni se produce ni soy capaz de generar con mi aliento agotado de intentarlo.

Una dosis, si te niegas a inyectarte un antídoto, sabes que tu mente morirá.
Una simple dosis de "sentido común" y, la tormenta de corrientes, que subyace al mar en calma, dará paso a una bajada de marea que revele una playa nueva, donde ver varado (cual monumento) el frágil barco de papel que representa nuestros principios de humanidad.

Ya me diréis cómo era ese día pues ahora formo parte del mar.
Hoy lloveré sobre las ciudades.
Ahora ya no estoy, y no podré explicaros el porqué de todo esto.
Suerte a quien desee ocupar mi silla frente al mar.

Larry Dance

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