viernes, 8 de junio de 2012


La Verdad, hizo un gesto sencillo y evidente, señalando el camino portando una pequeña luz que nos iluminara...sin embargo nadie dejó su pequeño hábito de refugio.... el abuelo, engullido en su cojín de ensueños marineros siguió en ellos sin conseguirlo. El pequeño, venía de la nada con "aquello" en lo que apoyarse, yo mismo en mi afán por la verdad construida con brújulas seguí a sus espaldas. Hasta el gato dueño de instintos clarividentes no movió ni el rabo.

Silvia Puentes

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