miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL DIBUJO ENCENDIDO TERCERA EDICIÓN


CURSO DE DIBUJO
“El dibujo encendido”
(O cómo aprender a dibujar desde dentro)


DÍA: Los martes de 18 a 20 horas
PRECIO: 38 euros /mes 
IMPARTE: Felix Rebollo, diseñador gráfico y dibujante.
(La primera sesión  gratuita e informativa será el martes 13 de febero a las 18.00h. Podéis solicitar programa completo del curso.)

LUGAR: écolo, productos ecológicos.
ecolo@ecolo.es ,teléfono 983 27 00 55.
C/ Arzobispo Marcelo Gonzalez, 18, Valladolid.

Siempre has querido dibujar pero en tu infancia había un profesor o tu tioabuelo que te dijeron lo mal que lo hacías. Menos mal que te sacaron de tu error y así pudiste dedicar tu tiempo a cosas más útiles y tú lo dejaste correr.
Todo el mundo te lo ha dicho, y desde hace mucho tiempo, tienes claro y marcado a fuego que no puedes dibujar bien y nunca podrás.
Pero realmente te hubiera gustado tener ese don divino, genético o genial.
Y ahora llego yo y digo que sí puedes dibujar mucho mejor de lo que crees.
Afirmo que el dibujo está en todos y que solamente hay que dejarlo salir.
Para ello podemos utilizar una serie de ejercicios prácticos que, a través de
momentos semejantes a la meditación, dejarán salir tu capacidad de
observar y dibujar.  No es magia. ¿te atreves?
Para personas adultas sin límite de edad. (Los niños, si no se les estropea,
todavía no han aprendido que no saben dibujar, y por eso dibujan sin
parar)

Más información en eldibujoencendido.blogspot.com

viernes, 8 de junio de 2012

"Desnudo número 10 en sí menor"

Desposeída de cualquier estorbo vano, apenas con un resquicio del amor de la otra noche cubriendo parte de su espalda, allí estaba.

Su sombra de silencio, proyectaba ecos de otras horas, de amor quizá.

Penélope a la espera, constante, ante el azabache de su sombra.

G. Gonçalves.





Soñadora arrepentida
Soñando, soñando con el moño puesto preparada para el balile, pero con tantas cosas en la cabeza que me quedo dormida.

Compuesta y sin novio, que se aburre de tantas cosas que pienso y no arranco.

Me pondré a dieta,cortaré yo misma el vestido, lo miraré todo con lupa, bajo el foco un robot, todo controlado, yo con el moño puesto y puesto me lo quedo, pero feliz pensando.



Alicia









UNO DE ESOS DÍAS DE FUGA

Pues sí, me senté, y mirando las mareas me enamoré del infinito, me encanta perder el tiempo, las mareas siempre traen resaca, las olas vuelven, sólo haya que saltar.

Xuso Rodriguez-Chás Seoane



A los 80 años, mi abuela decidió irse a vivir a una residencia. Cansada del insoportable vacío de un hogar sin la presencia de mi abuelo, hizo las maletas, reunió a sus hijos y se despidió. Así, sin más. La abuela Nuria siempre fue muy resuelta, y había decidido regresar a España, donde nació y de donde emigró por amor rumbo a un Berlín lacerado por un muro de ignominia.

Yo la miraba risueña, divertida ante los aspavientos de mis tíos y la tensión que creaba su poder en aquella vieja casa. "Esto es para tí", me dijo, ofreciéndome una caja de latón amarilla y descascarillada.
"Toma lo que quieras, y el resto lo tiras".
Tomé aquel tesoro con sumo interés. En su interior había varios sobres amarillentos repletos de fotos familiares. Ante mis ojos desfilaba mi propia vida en imágenes: mi primera bicicleta, mi examen en el conservatorio, mis primeros bocetos, la graduación en Bellas Artes... todo estaba allí preciosamente guardado. Pero lo mejor estaba por aparecer. De uno de los sobres asomó tímidamente una pequeña acuarela. Una mujer joven, de pelo largo y rubio posaba desnuda de cintura para arriba. Sin pudor, con naturalidad, como si llevase toda la vida mostrando sus pechos. El sombrero azul delataba unas vacaciones en Mallorca. El autor de aquella obra había sido mi abuelo, en esos días de juventud insultante en los que la vida se antojaba sencilla.
Me reconocí en sus ojos, en su pelo, en la balbuceante técnica del artista y me estremecí al pensar que un cuadro similar colgaba, con mi firma, de la mejor galería de Nueva York.

Carmen V.F.




Rana Rana
Rancaste Ranacuajo en el Ranal
pero una Rancajada te dio Rancor
y ahora eres Rancia Rancia
¡Ah! ¡no! que eres salamandra.
¿O eres lagartija?
            Uzturroz


Romance del Santo

¡Qué viene el Santo!
Cargando a su espalda la luna.
Los niños muertos de espanto
se apresuran a la cuna.

El niño en su habitación
temblando de puro miedo.
El Santo sale del rincón
y de la mano lo lleva al cielo.

¡Qué viene el Santo!
surgido de la bruma,
en compañía de su gato
con la piel de luz de luna.

El niño está soñando
con lunas de colores
por siempre y va extrañando
los jóvenes amores.

¡Qué viene el Santo!
Y su triste figura
en compañía de su gato
luz de luna pura.

En esa mañana calma,
calma que se está calmando
tendido el cuerpo sin alma
entona el gallo su canto.

¡Qué viene el Santo!
enviado por la parca
En compañía de su gato
con disfraz de luna blanca.

Y los llantos se suceden
en un abismo de pena negra.
Sólo es una casa vieja
y perdida en la miseria.

                Carlos González